jueves, 9 de julio de 2009

Caballo blanco, color verde.

Llegarás y comprenderás que no deberías estar allí. Pensarás en volver pero lo verás imposible. Vivirás los días monótonos y recordarás lo bonito de la vida que creías agobiante. Reflexionarás sobre los momentos no vividos y te darás cuenta de que estas solo con tu disco del viejo Country.

Pasarás nuevos días monótonos que creíste olvidados y lentamente te alejarás de tu vida anterior. Te empeñarás en no querer volver, en seguir lo que has empezado y contentarte con hacer algo que aparentemente te agrada.

Pero un día volverás y verás que hay cosas que ha pesar de todo no cambian y otras muchas que lamentablemente si.

Y cuando regreses por última vez, quizás escuches en la radio de un tren el también viejo poema de Antonio Machado...

Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crín lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!

En ese momento quizás recuerdes que tu también soñaste con caballos, quizás no de cartón si no blancos, como en mi caso, y comprenderás que la vida no es solo de color verde.