domingo, 1 de febrero de 2009

El mar de arena.

El viento es libre, las arenas se balancean bajo su fuerza.


Realmente no puedo explicar si aquél temeroso muchacho, con miedo al valor, se encontró con ese beso prohibido. Lo había dejado todo atrás para hallar su lugar en el mundo, su función en ese gran ciclo, su papel en la obra de la existencia.

Era feliz, por primera vez en muchos años, contemplaba lo que la vida le mostraba y que él había intentado negar. Los temores a lo desconocido desaparecieron hace ya algún tiempo y la sensación de plenitud aumentaba a cada paso que recorría.

Avanzó. Recorrió mil y una noches divisando a lo lejos una ligera frontera entre cielo y mar. Pensó que jamás llegaría a comprender la sensación de ese beso prohibido. Y el desaliento lo fue invadiendo lentamente hasta hacerlo llorar. No lloraba por los recuerdos de una vida anterior, ni tampoco por desesperación. Más bien, lo hacía por la tristeza que le producía el no poder formar parte de esa unión con el mundo.

Se detuvo en una gran roca en mitad del ancho desierto de agua. Miró al cielo, reclamando alguna respuesta quizás que no le fue enviada. Miró al mar, a la profundidad de sus aguas y a la fuerza de sus olas, pero no obtuvo respuesta. El viento le soplaba en la cara y le arrebataba las lágrimas. Le pareció escuchar una voz, un ligero susurro en sus oídos que hablaba sobre arenas y viento, sobre el mar y cielo y sobre los lugares que aun tenía que conocer. El muchacho se sobresaltó. Miró a ambos lados y sentado en la parte opuesta de la roca, con los pies hundidos en el mar, encontró un anciano y una respuesta.

-Cómo me recuerdas a mí- dijo aquél anciano.
-¿Quién es usted?
-Esa no es la pregunta, la pregunta es qué soy- dijo el hombre con aire profundo.- Aunque aquí lo que importa es tu viaje.
-¿Mi viaje?
-No busques el mar de agua. El viento es libre, las arenas se balancean bajo su fuerza.
-¿Qué intenta decirme?- preguntó el muchacho sorprendido.
- Tú destino, tú lugar en el mundo, se encuentra lejos de aquí, oculto en un grano de arena en la superficie del mar.